Manaslu 8.163m

Martes, 24 Marzo 2020.

Amanece sobre el Manaslu, mientras el Campo Base despierta de una fría noche a 4800m

Los deseos se cumplen... escalar de nuevo una montaña de 8000m, 15 años después de mi primer ocho mil y además, poder hacerlo trabajando como guía y sin usar oxigeno artificial ¡ni en mis mejores sueños!

Para que una expedición guiada a 8000m salga a delante deben alinearse todos los astros... deberás encontrar la montaña adecuada, el momento correcto, el cliente perfecto... aún así, si la suerte no te acompaña... deberás aceptar tu destino. 

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La lluvia y el barro nos acompañaron durante todo el trekking de aproximación

 

Vista parcial del Campo Base en el otoño de 2017, una pequeña ciudad con más de 500 personas   

Jesús Policarpio "Poli" y este pequeño guía, cumpliamos  en buena medida estos requisitos. Poli había escalado en el Himalaya junto a mí los tres años anteriores siguiendo una "progresión natural a la altura" si así le podemos llamar. Habíamos coronando juntos el Mera Peak 6500m, Island Peak 6190m y el Amadablam 6810m. Por último en 2016 el Himlung Himal de 7125m, una bonita montaña Nepalí que nos enseño a todos, clientes y a mí mismo como guía, la crueldad del frío en el Himalaya.

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La famosa ceremonia pidiendo la protección y permiso de las divinidades de la montaña. Ningún Sherpa pondrá un pie en ella hasta que la "puja" se haya celebrado 

A finales de verano salíamos de Barcelona con menos de 40kg de material por persona. Nos uníamos a un grupo ya formado de 7 Polacos con los que compartíamos permiso de ascensión y servicios de campo base durante toda nuestra escalada.

La montaña elegida, el Manaslu, era una elección mía. Las razones principales se debían a un tema de presupuesto... le seguía un tema de dificultad técnica. Esta debía ser asequible para un equipo tan pequeño como el nuestro y por último, queríamos realizar el ascenso sin usar oxígeno artificial, esto era (y sigue siendo)  una questión básica para nosotros.

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El equipo familiar Sherpa se dirige al C1. Entre ellos, diferentes edades y experiencias; Pemba Sherpa, 8 veces cima en el Manaslu, Chhiring Sherpa, otras 5...  

Poli corría con todos los gastos de la expedición, una cifra nada despreciable... por eso, mi compromiso humano y profesional, era máximo. Siempre he sabido, que no era solo yo como guía quien le ayudaba a cumplir su sueño, si no que él como cliente quien me ayudaba a cumplir también el mío...guiar por encima de 8000m. 

Se dice que una expedición empieza meses antes de salir de casa, cierto es. Docuementarse, comprar material para la escalada (que quizás no usarás nunca más...) planear la estrategia de ascenso, entrenar para llegar fuerte pero sin pasarse, no te conviene llegar cansado... comer bien, engordar un poco pero sin cebarse, no caer enfermo antes de partir... y una larga lista "quehaceres"  que pueden estresar al más paciente.

Una vez en Katmandú mis dos mundos se solapaban; placer y trabajo. Me encanta esa sensación de empezar algo, el pistoletazo de salida de un viaje que habíamos iniciado hacía ya meses.

El trekking clásico de aproximación al Manaslu recorre el profundo valle del  Budhi Gandaki. Este itinerario, resultaba la manera más progresiva para aclimatar el cuerpo del escalador a la altura, partiendo de las verdes y selváticas llanuras a 600m sobre el nivel del mar, para llegar a los prados de montaña a más de 3500m de altura. 

A finales de Agosto del 2017 las fuertes lluvias del Monzón seguían muy presentes en la cuenca del Budhi Gandaki, provocando frecuentes despendimientos de tierra y rocas y haciendo el recorrido inpracticable. Nuestros planes de aproximación tenían que variar, tendríamos que recorrer el trekking en  sentido inverso. El Larkya La, un collado de más de 5100m, en nuestro tercer día de marcha se convirtió en todo un desafío y en la prueba de que nuestro cuerpo funciona.

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Las tareas del Bampo Base... la colada, leer, escuchar música 

Campo Base 4400m 

Situado en la morrena del margen derecho del enorme glaciar de la cara Este, el CB del Manaslu es un sitio cómodo. Un mar de tiendas de colores donde conviven más de 500 personas... si, es difícil sentirse solo en un sitio así. Durante los primeros días, un constante ir y venir de porteadores trabajaban sin descanso llevando cargas (de más de 30kg) entre el pueblo más próximo, Samagaun y nuestra pequeña ciudad improvisada, este recorrido de más de 1000m de desnivel y 5km de distancia, lo llegaban a cubrir incluso 3 veces por día. 

Durante los dos primeros días, tuvimos la oportunidad conocer poco a poco a todo el personal con los que compartiriamos campo base. Cocinero, ayudante de cocina, Jefe de campo base y operaciones (este era un título casi nobiliario...) y Sherpas de altura, (todos parientes entre sí y oriundos del pueblo de Thame, en el valle del Khumbu) las personas con las que compartiríamos codo con codo sufrimientos y alegrías. Chhiring Wanchu Sherpa era nuestro Sherpa de altura, pequeño, fuerte, cachondo y ¡un gran bailarín! cualidades imprescindibles para el asalto a un 8000 ;-) 

Después de la obligada "Puja" (ceremonia religiosa para proteger a los escaladores de los peligros de la montaña) se iniciaba oficialmente la escalada. Las lluvias tan intensas que nos habían acompañado durante todo el trekking habían cesado, la montaña estaba cubierta de un espeso manto blanco, y para mi, esto no hacía más que añadir incognitas a la compleja ecuación de nuestro éxito.

Aunque técnicamente sencilla, esta montaña es famosa por sus peligros naturales, avalanchas, caída de seracs, puentes de hielo, etc... el Manaslu, está considerado como uno de los 8000 que más víctimas mortales se ha cobrado (más de 60), sin ir más lejos, en el otoño de 2012 once escaladores perdieron la vida sepultados por una inmensa avalancha mientras dormian en el campo 3 a 6900m. Así que sí, para un guía, responsable de la seguridad de otras personas y de la suya propia, el tema de la gran cantidad de nieve, suponía un problema. 

Campos de altura

Las primeras incursiones en la montaña, las efectuamos en trayectos simples que nos ayudaban a estirar las piernas, subiry bajar del C1 a 5800m, era un buen test, incluso usando zapatillas sobre el glaciar... Nos encontrábamos bien, la meteo era estable y yo seguía el plan escrito que me había fijado antes de salir de casa. IMG 2211

  En nuestra pequeña tienda en el C2 a 6400m 

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El expuesto recorrido entre el C1 y el C2, recorre muros de hielo en constante movimiento. Las escaleras instaladas por los Sherpas para cruzar las grietas debían ser cambiadas regularmente , ¡un autentico rompecabezas!

Chhiring y el equipo de Thame (entre los cuales contabamos con Kami Rita Sherpa, nada más y nada menos un tipo que había hecho cima en el Everest 22 veces, ahí lo dejo...) instalaban los campos de altura porteando tiendas, comida y oxígeno en un estilo  "familiar". Su método, portear las cargas a los campos de altura siempre juntos y en el día, partiendo del CB y subiendo hasta los campos 2 o  3 a 6900m si eso era necesario. A diferencia de nosotros, los "turistas", la mayoría de los Sherpas evitan dormir en los campos de altura, y solo duermen en ellos durante el ataque a la cumbre, lo que supone, almenos para nuestros estandares Europeos, una manera curiosa de afrontar un ascenso de estas características, pero que a ellos les funciona bien.

Alguna vez, cuando alguien tocaba el tema oxígeno con algún Sherpa, este lo tenían claro: - "mister, si subes a la cima sin usar botella de oxigeno, te puedes quedar tonto de la cabeza"- y la frase venía acompañados por movimiento de manos y golpecitos en la cabeza...  así que este era un tema al que no dedicabamos mucho tiempo, todos usarían O2 suplementario para subir a la cima. Personalmente, me considero una persona a la que no le gusta mucho discutir y después de años trabajando en el Himalaya uno debe quitarse el sombrero delante de la fortaleza y voluntad de estos hombres de permanente sonrisa, con o sin oxígeno artificial.    

Por mi parte, intentaba mantener la cabeza fría y los músculos calientes. Algún porteo en solitario hasta el C2 a 6500m antes del alba, me ayudaba a sentirme física y mentalmente más fuerte, una sensación necesaría de "auto confianza de guía" o una cosa así...que me hacía saber que tenía fuerza de sobras, que estaba "un punto" por encima de Poli, por si las moscas...

Los días en el base, se encadenaban con la rutina que marca una expedición; salir del saco, vaciar el bote del pis, sentarse a desayunar, comentar el dolor de cabeza durante la noche...

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Nuestra tienda comedor en el CB al anochecer

Las primeras noches en altura no supusieron ningún problema. Poli se sentía pletórico y gozaba de una salud de hierro,  lo respaldaban las comilonas que se metía en el cuerpo... por contra, dos de los Polacos más fuertes, después de un par de semanas sintiéndose "a tope" según ellos... desarrollaron un catarro con bronquitis. Un maldito virus los había dejado fuera de juego, días más tarde, un helicóptero con destino a un hospital en Katmandú les alejó volando, literalmente, de su sueños.

La escalada entre el campo 1 y 2 era realmente expuesta. Las cuerdas fijas, previamente instaladas por un equipo de Sherpas (cada año un equipo remunerado se forma por consenso entre las distintas agencias que operan en la montaña) buscaba un itinirario lógico entre el mar de hielo y grietas. Era probablemente el tramo más peligroso de la montaña y por él, todas las  expediciones pasarían multiples veces durante su aclimatación y posterior ataque a la cumbre. 

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Por orden; Chhiring, Pemba y Kami, se dirigen al C2 depués de cruzar una grieta equipada con escalera

Después de varias noches en el C1 y C2, tocaba, según mi plan de aclimatación, al cual me ceñía religiosamente... montar el campamento 3 a casi 7000m. Este se instalaba justo antes de un enorme collado que divide la ruta normal de la cumbre del Manaslu norte de 6990m, y a ser posible fuera del alcance de las avalanchas.... ya que había sido en este punto donde en 2012  once escaladores perdieron la vida.  

La noche en el C3 la recuerdo larga y fría pero con risas. En la tienda, siempre había algún tema escabroso o escatológico a tratar ni que fuese a 7000m y a -15ºC.

A la mañana siguiente, antes de que el sol calentase la tienda y bajo un frío intenso, hicimos una pequeña punta de aclimatación en dirección al campo 4 hasta los 7100m. Este sería el punto más alto  antes del definitivo ataque a la cumbre.

 

 

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 Desde el C3 a 6900m se distingue bien la ruta de ascenso al C4. La barra de Seracs del margen derecho fue la causante del accidente en el año 2012

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Poli, afronta la pendiente hacía el C3 durante nuestra aclimatación

Después de 12 días subiendo y bajando de la montaña, necesitábamos un buen descanso antes del ataque final a la cumbre. Al día siguiente del descenso del C3, partimos  al pueblo de Samagaun, a 3500m de altura. Queríamos incrementar todabía más los beneficions de la aclimatación descendiendo hasta las verdes llanuras lejos de hielo y rocas, y que el aire saturado de oxígeno recorriera todo nuestro cuerpo. 

Pasamos tres días holgazaneando como zánganos y comiendo "mix fried rice"... de ese nivel hablamos.

El Sábado 23 de Septiembre ya estábamos de vuelta en el CB. La meteo era estable y nos enteramos que un par de expediciones habían coronado durante los días de nuestro descanso. Me sorprendió especialmente el equipo de 3 Sherpas y tres clientes de la compañía de Russell Brice (Himex) con un ataque desde el C3 hasta la cumbre, saltándose el C4 y ascendiendo 1300m de desnivel positivo. Claro estaba que, indagando un poco, averigué que habían usado oxígeno artificial desde el C2 a 6400m. De todas formas, fueron los primeros y eso tenía mérito.

Como quien se sienta delante de un examen y sabe a ciencia cierta que ese es un momento decisivo, así se afronta un ataque a la cumbre

La ventana de buen tiempo (así llamamos a un periodo de bonanza meteorológica sin viento ni precipitaciones en el Himalaya) nos era favorable. El equipo Sherpa y los Polacos querían intentar la cima el mismo día que nosotros, pero su estrategia era un poco diferente, además, usarían oxígeno a partir del C4. 

La madrugada del día 24 de Septiembre salimos temprano del CB para llegar al C2. El equipo Polaco ya había dormido esa noche en el C1, ellos preferían no saltarse ningún campo, por contra, yo priorizaba pasar el menor tiempo en altura para el ataque. Nos sentíamos suficientemente fuertes para ello y nos había funcionado en expediciones anteriores.

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 En el collado norte a 7000m con la preciosa cresta del Manaslu norte detrás. Luciendo mi nuevo traje de plumas que estrenaba para la ocasión de gala...  

 

La noche en el C2, transcurrió sin ninguna novedad. En la madrugada del día 25, partimos temprano bajo un frío intenso, eramos los únicos en salir tan temprano, a esas alturas de expedición, ya sabíamos que la mayoría de escaladores esperaban que el sol calentase las lonas de sus tiendas antes de salir del saco, lo que hacía mucho más llevadero el trabajo de fundir nieve, cocinar y enfundarse en el mono de plumas.

Otra de mis manías en una expedición...  salir temprano. Prefiero pasar un poco de frío a encontrarme atrapado en las cuerdas fijas entre escaladores, es una sensación que en algunas ocasiones supera mi paciencia y educación, además,  nosotros escalabamos sin O2 suplementario y, algunas expediciones partían ya de 6400m "enchufados" al oxígeno. 

Una muesca de por vida...

A las 8h de la manaña del día 25, nos acercabamos al último muro equipado con cuerdas fijas antes de llegar al C3, sobre los 6700m  altitud. Se trataba de un muro de hielo de unos 100m, completamente vertical en algunos tramos, y que habíamos pasado sin pena ni gloria en otras dos ocasiones durante nuestra fase de aclimatación. Antes de llegar a la base del muro y a sus respectivas cuerdas, vimos dos siluetas en lo alto que se preparaban para el descenso. Sintiendonos solos, relajados y sin ninguna prisa, decidimos esperar sentados recibiendo los beneficios del sol a que los dos expedicionarios rapelaran sin estrés...  En la mitad del muro, en un fraccionamiento de las cuerdas (se trataba de una reunión sobre estacas de nieve para cambiar la dirección de las cuerdas)  pudimos claramente ver que se trataba de un Sherpa y su cliente y que uno de los escaladores parecía tener grandes dificultades en maniobrar o incluso en sostenerse de pie...  Reaccionamos, pero antes de poder colocar nuestros "Jumar" en la cuerda, la figura más alta se desplomó como un muñeco y quedó colgado en la cuerda boca abajo mientras su compañero gritaba nervioso -help help! 

Yo subía a todo lo que daba mi corazón bajo grandes insuflaciones...Poli seguía mis pasos, los pulmones nos salían por la boca. - Este tipo está inconciente! le grité yo a Poli.

Logramos con esfuerzos descolgar a la víctima. No era fácil intentar bajar a un tipo tan grande y no despeñarnos todos! debía medir 1'85m y pesar más de 80kg.  En la base de las cuerdas, sobre un terreno iregular, comprobé sus constantes vitales... abriéndole el mono de plumas y quitandole el gorro y las gafas de ventisca empecé la reanimación boca a boca. Hacía mucho calor debído a la radiación solar y ese tipo iba cubierto como si estubiera en la cima del Manaslu! no era necesario ser médico para entender que su cuerpo no funcionaba bien....

Mientras yo insuflaba y Poli, todabía recuperando el aliento, efectuaba las  compresiones en el pecho, su Sherpa le daba la mano repitiendo su nombre...

Asi estuvimos no se ni cuanto ...

Pasados un tiempo, un par de Sherpas llegarón a nuestro lugar, no transportaban oxigeno... ¡ostias que era mala suerte! (unas 290 personas subieron al Manaslu esa temporada usando botellas de oxigeno y justo estos no llevaban...)

Luchamos, literalmente por aquel desconocido, durante mucho rato... hasta que, claramente  no vimos signo de vida en su cuerpo. Fué una de las decisiones más duras que he tenido que tomar en mi vida, una experiencia, la muerte en primera persona que nunca antes había vivido, una muesca en el alma de cualquiera.    

Nos sentamos agotados a llorar al lado de aquel desconocido, pensando si lo habíamos hecho lo correcto o incluso si habíamos hecho todo lo posible... mientras, lo recuerdo claramente, algunos expedicionarios pasaban sin querer mirar al cuerpo, como si lo que pasaba allí no fuese con ellos. Dificil de olvidar.

Esa noche, derrumbados, durmimos por segunda vez en el campo 3. 

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Solo un pequeño grupo de Sherpas recorren las cuerdas por delante nuestro a esta hora entre el campo 3 y 4, más tarde en la misma linea se amontonarían casi 100 personas

Siguiendo mi filosofía, el día 26 salimos temprano hacía el campo 4. Fue una jornada dura donde el viento nos azotó el rostro sin piedad. La eterna pendiente que conduce a los seracs más verticales suponía todo un reto para cuerpo y mente. Poli no dejaba de sorprenderme, su adaptación a la altura era extraordinaria.

El campo 4, estaba situado en una especie de collado en el hombro Norte del Manaslu, era, un "cementerio de elefantes"... un lugar donde dormir era una utopía y descansar sin darle demasiado al coco se hacía  difícil.  

Aquí, a 7400m de altitud, más del 90% de los clientes ya dormían enchufados a sus máscaras de oxígeno. Unas máscaras que no se quitarían hasta su regreso al C2 en un par de días.  El silencio del lugar, solo se veia roto  por el jolgorio de los Sherpas hablando de tienda en tienda. 

Esa noche en el C4  sería la primera (y única) noche que dormiríamos con Chhiring, cosa que yo apreciaba mucho. Él se ancargaría de fundir nieve y preparar los termos calientes para la cima.  Normalmente, solía ser yo quien hacía todo ese tipo de tareas, una lavor que no me importaba y asumía como trabajo, pero que a más de 7400m de altitud, agradecía que Chhiring llevase a cabo.

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 La abarrotada cuerda fija, no es solo una imagen clásica en las expediciones comerciales al Everest...

Salimos de la tienda a las 2.15h de la madrugada, bajo un cielo estrellado y un frío cortante. Chhiring luciendo una aparatosa máscara de oxigeno  se movía con rapidez mientras nosotros nos colocabamos los crampones y ajustabamos nuestras mochilas. Las cuerdas en las primeras rampas de salida parecían tranquilas, solo algunos frontales agrupados por parejas brillaban a lo lejos, dedujimos que se trataba de la expedición China con más de 25 clientes y sus respectivos Sherpas. Chhiring marchaba delante nuestro a buen ritmo, no nos costaba seguirle en este terreno poco empinado, las cosas cambiarian más adelante...

Por defecto profesional yo llevaba a Poli atado en corto a un cabo de cuerda, (lo que en nuestro "lenguage de guía"  denominamos como cuerda corta. (Esta técnica, consiste en llevar al cliente muy cerca del guía, de forma controlar su equilibrio en todo momento) Esta técnica nos permitia no unirnos a la cuerda fija, pudiendo adelantar si lo necesitábamos. Este juego ideal para mi, no duró mucho ya que pronto el terreno ganó pendiente y tuvimos que volver a la autopista de subida junto con los demás escaladores.  Cerca de los 8000m la marcha se fue ralentizando, algunos escaladores, enchufados a sus botellas de oxígeno y tirados por su Sherpa casi no avanzaban...  a estas alturas, Poli tenía los pies congelados, lo que me hizo tomar la decisión de sacarle las botas y colocar sus pies dentro de mi mono de plumas... después de la experiencia del pasado año en el Himlung con serias congelaciones en los pies de Fernando, uno de mis clientes, no pensaba arriesgarme de nuevo.  Los pies de Poli revivieron de nuevo con unos masajes, pero ahora era yo el que tiritaba de frío...

 

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Los últimos metros que conducen a la cima del Manaslu, una arista que puede suponer un escollo si las condiciones de nieve no son buenas.

Por mi experiencia en los tres ochomiles que había coronado previamente, la hipoxia y sus efectos, se me habían presentado más o menos de la misma forma; una sensación de sueño que aletarga los movimientos, es casi, y esto sonará raro, como si tu consciencia saliera del cuerpo y pudieses ver tus movimientos dos metros por encima de ti en otra dimensión...   jejej, para los que no sean tan místicos, la cuestión fisiológica es más sencilla; a esa altura el organismo deja de recibir el 70% del oxígeno que normalmente recibiría al nivel del mar, nuestro cuerpo literalmente agoniza.           

Que el sol es vida, lo sabemos todos, y en mi caso, el 27 de Septiembre a 8100m de altura fue decisivo para recorrer los pocos metros que me separaban de la cumbre del Manaslu. El sol calentó mi cuerpo y fue como un chute de vida. Dejando de tiritar, mis músculos pudieron concentrar su energía en mover mis piernas, ya que Poli y Chhiring caminaban delante mío a buen ritmo. 

En la cresta, a pocos metros de la cima, volvimos a sufrir el jodido "traffic jam"... pero ahora ya me daba igual, me sentía eufórico, mirando la sonrisa de Poli sabía que lo habiamos conseguido.

Minutos más tarde pisamos la cumbre del Manslu de 8163m, más que conquistar un pico, coronábamos un sueñoo.    

 

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